miércoles, 10 de junio de 2009

11- Emociones




- ¿Qué?- dice sobresaltado- no, nada...
- Bueno, será mejor que nos vayamos a dormir, mañana nos espera un día largo.
- Sí, oye ¿Cuando vienen tus padres?
- El lunes o el martes.
- ¿Y te dejan sola?
- Sí, dada mi condición creo que confían en que nadie me atraque ni nada por el estilo, puedo defenderme- le dije sonriendo.
- Es verdad. Bueno, me voy a la cama.

Nos vamos cada uno a nuestro cuarto. Ninguno de los dos conseguimos dormirnos. Me dedico a dar vueltas durante toda la noche y le escucho de fondo hacer lo mismo. Me duermo a ratos teniendo sueños cortos similares al primero. Cuando por fin amanece me levanto y me voy a desayunar. Él ya está en la cocina.

- Siempre llegas antes que yo- digo riendo.
- Soy más rápido- responde él con una sonrisa que me mata en ese mismo instante.

Me doy la vuelta rapidamente antes de que vea algún gesto sospechoso y empiezo a prepararme el desayuno.

- Y bueno, tu padre tiene el poder de mandar mensajes... ¿y tú qué?
- Pues yo...- duda un poco pero al final dice con un suspiro- reconozco las emociones de los demás y las intensifico.

Me quedo paralizada, eso no me lo esperaba...

- ¿Cómo?
- Pues eso, sé lo que sienten absolutmanete todas las personas que me rodean.
- ¿Significa eso que... sabes todo lo que siento ahora mismo?
- No, tú no... es distinto, puedo percibir tus emociones pero sólo las más fuertes...
- Entonces significa que sabes mi mayor emoción ahora mismo...
- Sí- dice mirando para abajo.

Siento cómo se me suben los colores a la cara. Me va a estallar... pero de repente pienso una cosa.

- Has dicho que las intensificas ¿no?
- Sí.
- ¿Significa eso que...?
- No, contigo no puedo.
- ¿Por?
- No lo sé, ya te he dicho que tampoco soy capaz de leer todas tus emociones, solo las más fuertes... eres rara...
- Quizás es por que no soy humana.
- Puede ser, pero mi familia tampoco lo es y a ellos si se lo leo todo.
- ¿Vosotros tenéis conversión?
- No.
- Pues a lo mejor es eso, que yo tengo parte animal y vosotros no.
- Puede ser.

No dejo de darle vueltas al hecho de que durante todo este tiempo ha sabido lo que sentía... no me lo puedo creer, ¡que vergüenza! De repente me saca de mis pensamientos.

- No te avergüences... no pasa nada.
- No hagas eso por dios- digo mientras los colores se me vuelven a subir.
- Vale, vale jaja.
- Mejor concentrémonos en la búsqueda ¿no?
- Si, vamos a mi coche, te llevo hasta mi casa- dice de repente poniendose serio.

Terminamos de desayunar y nos vamos al coche. Allí él me cuenta que cuando llegó a su casa vió de lejos cómo entre cinco hombres se llevaban a su familia. Su padre le vió de lejos y solo le dió tiempo a enviarle un mensaje diciendo que se fuera de allí corriendo. Antes de irse vió como los hombres se los llevaban a todos en una furgoneta. Entonces se acordó de lo que había visto en el bosque el día de nuestro encuentro con las lechuzas, y decidió buscarme. Dió con mi número en la guía de teléfonos despues de preguntar mi nombre en el instituto. Y el resto de la historia es desde que me llamó.

Cuando llegamos a su casa encontramos algo inesperado...

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